La felicidad no radica en estar contento todo el día, sino en aprender a vivir sin fricciones y sin generar constante sufrimiento. ¡Uno no puede ser una explosión de felicidad el día entero! La felicidad no es algo permanente ni controlable, es algo que simplemente sucede cuando caminas correctamente. Cuando te armonizas con lo que te toca y aceptas aquello que no puedes cambiar, comienzas a trascender los sucesos y así tu vida toma una naturaleza transformadora. Esa alquimia que proviene de confiar, aceptar, enfrentar y trascender los hechos de la vida (con amor) es la que nos torna sabios, completos y felices. Quizás no entendamos porque suceden algunas cosas, pero hay que saber que forman parte del Plan Mayor. Esta confianza, aceptación y humildad frente a la Vida nos libera de las cadenas del resentimiento y la fricción. Cuando dejas de pensar en términos de “¿Por qué a mí? ¡Esto no debería pasarme!” te vuelves liviano por el simple hecho de estar en paz. Una persona feliz puede estar seria, pues no se trata de euforia o exteriorizaciones, simplemente está en paz y no fricciona con lo que sucede. Abarca la vida en todo su espectro, en todos sus matices y con todos sus vaivenes. Por eso se torna completo, sabio y estable. Hay quien está muy sonriente y feliz por un tiempo, pero ni bien se retira aquello que le daba felicidad, entra en conflicto y sufre en la misma proporción que gozaba. Por eso la verdadera felicidad no se trata de euforia, carcajadas o muecas, Leer el resto de esta entrada »